Texto distribuido por el movimiento de resistencia Rosa Blanca el 18 de febrero de 1943.
¡Compañeros, compañeras!

En la Universidad de Munich, las estudiantes alemanas han sabido dar una respuesta respetable a la ofensa de su dignidad; estudiantes alemanes han defendido el honor de sus compañeras. Ha llegado la hora de luchar por nuestra libertad y autodeterminación sin la cual no es posible crear valores espirituales. Nuestro agradecimiento es para con nuestros valientes compañeros y compañeras que han sabido iluminarnos con su actitud ejemplar. Para nosotros sólo existe una consigna: luchar contra el partido. Salir de los cuadros partidarios en los que se nos quiere seguir silenciando políticamente. Salir de las aulas de los oficiales y suboficiales de la SS y de quienes se arrastran ante el partido. Nos importa la ciencia verdadera y la genuina libertad del espíritu. No habrá amenaza que nos haga retroceder. Tampoco lo conseguirá el cierre de nuestras universidades. Se trata de la lucha de cada uno de nosotros por nuestro futuro, por nuestra libertad y por nuestro honor en un Estado consciente de su responsabilidad moral. ¡Libertad y honor! Durante diez largos años Hitler y sus consortes han vaciado hasta la repugnancia las dos palabras alemanas más preciadas, las han tergiversado, vulgarizado como solo son capaces de hacerlo diletantes que tiran por la borda los supremos valores de una nación. Lo que les vale la libertad y le honor lo han demostrado más que suficiente en diez años de destrucción de toda libertad material y espiritual, de todas las sustancias morales en el pueblo alemán. El terrible baño de sangre que han generado y a diario siguen generando en nombre de la libertad y del honor de la nación alemana en toda Europa, el ha abierto los ojos hasta al alemán más necio. El nombre alemán quedará deshonrado para siempre si la juventud alemana no se levanta por fin, escarmienta y purga al mismo tiempo, destruye a sus verdugos y alza una nueva Europa espiritual.
¡Estudiantes! El pueblo alemán dirige su mirada hacia nosotros. Al igual que en 1813 cuando esperaba que se quebrara lo napoleónico, espera en 1943 que sepamos quebrar el terror nacionalsocialista desde el poder del espíritu. Desde las llamas de Beresina y Estalingrado los muertos nos convocan.
Nuestro pueblo se alza contra la esclavización de Europa a manos del nacionalsocialismo en una nueva irrupción de libertad y honor.
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