Las «medidas laborales» que presentó ayer el ministro de Trabajo —es un decir— Valeriano Gómez coadyuvan a favorecer la precariedad y falta de calidad del empleo.
Por un lado, se podrán encadenar contratos temporales hasta el 31 de diciembre de 2013 sin que exista la obligatoriedad del «contrato fijo», lo que, obviamente, constituye la antesala de la temporalidad absoluta.
Los «contratos formativos», por otro lado, podrán extenderse hasta los 30 años de edad de los trabajadores, lo que significa que los socialistas no sólo no han creado una generación de vagos forzosos —los llamados «ninis»—, sino que quienes han intentado escapar a esa situación se les ha educado y se les quiere educar en el futuro en la inestabilidad y en la carencia de perspectivas de futuro.
Si toda recuperación económica pasa indefectiblemente por el fomento del empleo estable y de calidad, parece obvio que el gobierno tiene como objetivo justamente el contrario: menos derechos para los trabajadores y más poder para los patronos. Todo parece indicar, pues, que el aparataje propagandístico del PSOE lo único que pretende es un repunte de nuevas contrataciones de cara al otoño para salir en los telediarios y ayudar así al candidato Rubalcaba.
«Preferimos tener un trabajador temporal antes que a un parado», dijo ayer el socialista-caviar Gómez. Esta frase resume cabalmente todo el programa social del socialismo español.
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