miércoles, 5 de marzo de 2014

Comunicado de FE de las JONS sobre la entrada de subsaharianos en Ceuta y Melilla


La polémica ha saltado hace unos días con la actuación de la Guardia Civil sobre un grupo de inmigrantes que intentaba penetrar en territorio español. En este sentido, y tras los ataques que gratuitamente se han vertido sobre la Guardia Civil desde la oposición socialista y desde la Unión Europea, Falange Española de las JONS defiende y puntualiza:

1. Que las fronteras están diseñadas para evitar la penetración de grupos humanos de cualquier índole (civiles, militares) que pudieran alterar la vida del país de acceso. Lógicamente, una frontera debe contar con las máximas medidas de seguridad para cumplir su cometido, y poder disuadir de esos actos de infiltración. Por ello la polémica de las concertinas, parece estar fuera de toda duda. No se trata de lanzar personas contra estos elementos, sino de disuadir para que esto no ocurra.

2. Ello no es obstáculo para que todos aquellos famélicos que entran en España, engañados por las mafias y actuando con desesperación, sean atendidos conforme manda el sentido común y el deber cristiano, que nos obliga a darles los cuidados necesarios en un primer momento, para posteriormente devolverlos a sus lugares de origen al haber accedido de manera irregular (y cada vez más violenta) a las ciudades fronterizas de Ceuta y Melilla.

3. Aquí es donde surge el problema de aquellos indocumentados, de los que ningún país quiere hacerse cargo. En este caso, miles de desamparados quedan sin un destino propio. ¿Qué hacer con ellos? La respuesta debe ser sencilla y realista: si Marruecos ha permitido su tránsito y desde allí han accedido, debe ser Marruecos quien se haga cargo de ellos.

Todo lo demás, todo lo que se gesta en torno a estas polémicas, son meras cortinas de humo. No se trata de un asunto de xenofobia, sino de dignidad humana y de protección de puntos fronterizos. Ceuta y Melilla están al borde del colapso, y cualquier mínima chispa puede hacer estallar una revuelta social. Por ello las Fuerzas de Seguridad del Estado deben velar por evitarlo. Pero la UE, la misma cuyas fronteras defiende la Guardia Civil, prefiere atacar gratuitamente en lugar de aportar medios y soluciones.

Aquí el único delincuente es el capitalismo encarnado en la UE, FMI, Banco Mundial, multinacionales, y países como China o Bangladeh, que se aprovechan de la pobreza de África y empuja a estos seres humanos a caer en las redes de mafias, gastándose el poco dinero de su familia, y arriesgando su vida para ser mano de obra barata de las empresas europeas. Si los integrantes de la UE no empobreciera y esquilmara a los países del Tercer Mundo extrayendo sus riquezas y corrompiendo a sus oligarquías locales, esta situación sería diferente, y a buen seguro menos dramática.

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