sábado, 8 de octubre de 2011

Crónica de una charla coloquio un viernes por la tarde en Madrid.


Adaucto Pérez

HISPANIAINFO/ Con los tiempos que corren, reunir a cerca de sesenta personas un viernes por la tarde en Madrid para escuchar una conferencia sobre José Antonio y su obra: Falange Española tiene su mérito. El ponente Ángel David Martín Rubio con un bagaje intelectual sobresaliente logró concitar la atención de un auditorio que durante tres horas asistió a la charla y al posterior coloquio, en momentos encendido, sin que se registraran las habituales bajas que en este tipo de eventos suelen producirse pasada la primera media hora. Algún fugaz escape para cumplir con la ley Pajín sobre el tabaco, alguna subida a la barra del bar y poco más.

La ponencia se estructuró en torno a tres apartados y una recapitulación final.

¿A qué nos referimos al hablar de la Falange?

¿La fundación de la Falange marcó un antes y un después en José Antonio?

¿Cuál es el lugar de José Antonio en el pensamiento político?

Comenzó el conferenciante resaltando una serie de fechas que tienen el valor de hitos divisorios y que, sin ánimo de entrar en polémica, pueden situarse entre el 29 de Octubre de 1933 (Discurso fundacional) y el 19 de Abril de 1937 (Decreto de Unificación). Dentro de ese tiempo deben tenerse muy en cuenta el 14 de Marzo del 36 (detención y prisión de José Antonio); el 18 de Julio de 1936 (comienzo de la guerra civil) o el 20 de Noviembre de 1936 (ejecución de José Antonio en Alicante).
Para el ponente la ortodoxia de la Falange la representaba José Antonio y el importante aporte de otros, como Ramiro Ledesma, permite vislumbrar dos universos ideológicos diferentes. Aportó como datos esenciales para ello el subjetivismo idealista del fundador de las JONS, las diferentes formulaciones sobre el Estado y la distinta postura sobre la Iglesia en base a una línea argumental estudiada por Miguel Argaya en quien apoya su tesis.

En cuanto a la significación del mitin de fundación, el ponente entiende que el José Antonio anterior al acto de la Comedia tiene su prolongación después de ese acto y que no puede olvidarse el tracto de continuidad de Primo de Rivera en sus facetas de intelectual y jurista o en su postura cuando militó en la Unión Monárquica en la que el programa no resultaba contradictorio con la obra posterior.

En cuanto a la formación intelectual de Primo de Rivera, si se tiene en cuenta los relatos sobre sus lecturas de personas allegadas o sobre las lecturas de autores que se le adjudican, se obtiene un conjunto un tanto caótico. Se echa en falta una sistematización sobre las diferentes influencias que recibió. A falta de esa profundización, el lugar de José Antonio en la historia del pensamiento resulta problemático y de hecho puede conducir a una tarea reduccionista en donde una y otra vez se recurra a la exégesis de lo escrito por él, en una tarea puramente hermenéutica sobre su producción, valorada como el elemento ortodoxo. Pero existe otra posibilidad que es la de integrar a José Antonio en un sistema más amplio, pensar que sus formulaciones estaban subordinadas a un principio superior.

En cuanto a la influencia del fascismo en José Antonio indicó el ponente la esterilidad del recurso a citas textuales, toda vez que pueden encontrarse tanto las que satisfagan a los que buscan la prueba de esa influencia o a los que mantienen la idea contraria. Las diferencias entre la mayor proclividad hacia el fascismo de otros teóricos de la Falange no puede impedir la observación de que en José Antonio hay “algo” en relación con ese movimiento político que va más allá de la coincidencia en el tiempo. Por otra parte, la radicalización de su discurso en algunos momentos que puede inclinar a algunos a la incorporación al universo socialista es un error. Resalta el conferenciante que esa radicalización corrió en paralelo a la emisión de pensamientos históricos expuestos por el fundador de la Falange y cuya fuente se encuentra en autores contrarrevolucionarios. Apunta como tesis final para definir el pensamiento de José Antonio la suma del Regeneracionismo y el pensamiento tradicional español.

Y con tiempo revuelto, ya de noche, el personal fue retirándose de un acto que a la mayoría le resultó de enorme interés.


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