jueves, 22 de diciembre de 2011

Abordar el problema demográfico de España es inaplazable.





FE-JONS/ Punto y final al debate de investidura y Rajoy ya es presidente ¿Y? Horas de discursos, pocas propuestas y menos ilusión. España precisa de empuje y ambición, y parece imposible que las medianías de izquierdas y derechas puedan procurárselas. Cuestiones importantísimas para el futuro de nuestra nación han quedado nuevamente relegadas al trastero del olvido por los partidos. Los falangistas no renunciamos empero a traerlas de vuelta, pues tenemos la certeza de que si no se encaran ciertas cuestiones, nuestra patria estará abocada a su extinción. Uno de estos problemas, quizá el más importante dada su envergadura y  las consecuencias socio-económicas que conlleva, es el llamado invierno demográfico español.

España se encuentra a la cola de los países desarrollados en lo que a natalidad se refiere. Hace apenas una década, nuestro país estuvo al borde de tener más muertes que nacimientos, hecho que fue evitado por la llegada en masa de inmigrantes, cuyo porcentaje de nacimientos –en torno a un 20% del total de los que se producen en España-no dejó de crecer hasta la llegada de la crisis, y cuyo impacto fundamentalmente en zonas rurales supuso en algunos casos  el 90% del cambio en las tasas de crecimiento poblacional. Hoy los inmigrantes se marchan o asumen como propias nuestras pautas de comportamiento, más dadas a liberarse de compromisos personales que a contraerlos o, sencillamente, aguardan una oportunidad en la cola de los cinco millones de parados.

El reemplazo generacional, a día de hoy, se encuentra seriamente comprometido. Según distintos estudios, un país necesita mantener una tasa de natalidad de 2.1 hijos por mujer para reemplazar a su población actual. En España,estadísticamente, nos quedamos a poco más que la mitad.  Este panorama sumado  a una esperanza de vida en alza, nos deriva a un futuro donde se ensayarán medidas como alargar la edad de jubilación,  ampliar el período de cómputo de las cotizaciones, transformar el sistema de reparto por otro de capitalización o suprimir las prejubilaciones. Es igual. Son solo parches y el problema seguirá engordando: en España, país envejecido y con amplias zonas en vías de desertización, faltan nacimientos ¿Y qué se hace? Nada a favor, sino todo al contrario: se suprimen ayudas exiguas como el cheque bebé. Se rebajan las cuantías de las becas y aumentan los requisitos para percibirlas. Se incumplen los compromisos de conciliación de la vida laboral con la familiar. Decrecen los salarios al mismo ritmo que el número de mujeres en edad fértil. Se promulgan leyes que atentan contra la integridad familiar-divorcio exprés- o que la cuestionan y desvirtuan, como la ley de matrimonio homosexual, o bien que directamente legalizan el asesinato como la ley del aborto. Y no existe compromiso expreso alguno del PP para derogarlas, como tampoco existe referencia alguna de Rajoy al tema que nos ocupa.

FE-JONS vuelve a señalar la implementación natalidad y la protección de la unidad familiar como cuestión de Estado, seguramente uno de los problemas más graves a los que se enfrenta España.

Los falangistas reclamamos que la asignación de recursos para estos fines -más becas para guarderías, aumento de las desgravaciones fiscales por nacimientos,  cobertura legal suficiente en materia laboral para la maternidad, ayudas especiales a madres necesitadas, etcétera- sea una prioridad nacional.
Con la familia, con la vida, por España. No abandonamos.


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