domingo, 2 de octubre de 2011

En una sociedad que ya no es cristiana, los cristianos debemos de volver a nuestras raíces.


UNA PROPUESTA 100% ACSA: ¡RECUPEREMOS EL ANTIGUO CÓDIGO DE CONDUCTA DE LA CABALLERÍA CRISTIANA!

En estos días aciagos, en los que ver y oír las noticias es una incitación al llanto, algunos hemos tenido la suerte de viajar por las antiguas tierras de Cáceres y recordar a las Órdenes Militares, instituciones olvidadas pero sólo en apariencia, pues basta recordar tiempos pasados, visitar antiguos monasterios como el de Yuste, para darnos cuenta de que no siempre las Españas estuvieron gobernadas por esa miseria moral que ahora nos desasosiega y espanta.

Así pues, para beneficio espiritual de todos y con el ánimo puesto en nuestras firmes creencias cristianas, recordemos y actualicemos algunos de los puntos que fueron seña y guía de la conducta y de la moral de los caballeros cristianos, la más noble y sacrificada milicia que jamás existiese ¡NOBLEZA OBLIGA! :

El caballero no debía ser brutal (punto 1). Querían dejar claro que se debía de evitar la división entre las personas, evitando así que el odio reinara en la sociedad. La búsqueda del Grial llevaba consigo el sosiego y la reconciliación y, en ningún caso, el rencor y el “ajuste de cuentas” como objetivo de la política (…...). Igual espíritu debe imperar hoy en todo joven católico, en todo empresario cristiano, en toda persona que ame a Cristo… y seguimos:

El caballero no debe aceptar nunca hecho alguno por miedo a perder su posición en la sociedad, por ejemplo, sancionando leyes que vayan contra su conciencia pero que, de no hacerlo, pondrían en riesgo su jerarquía… o incluso su corona.

El caballero no debe ser ni inmoral ni amoral (punto 3). Traducido a nuestra realidad, el caballero no puede adoptar como único principio el de la legalidad, sino que se someterá y/o amparará en la ley natural y la moral cristiana, que son idearios similares y convergentes, previos e infinitamente superiores a cualquier legislación humana.

Debe ser un verdadero patriota hacia la tierra que Dios le ha dado (punto nueve). Siendo la patria un don otorgado por Dios a los que aquí vivimos, no puede el caballero, sin que ello signifique el desdeñar la patria ajena, dejar de mirar con amor su realidad más inmediata y las otras muy cercanas, que comparten las mismas esencias, la misma base y el mismo deseo de un bien común. De igual forma, no es aceptable que una ministra se avergüence por levantar una copa de vino en un brindis.

Debe mantenerse firme y ser un ejemplo para los demás. Ante la miseria del pueblo, el hambre acaso, no vale restringir el sueldo incrementando el propio, ni construirse una mansión junto al mar en la República Dominicana, regentar la administración de loterías y otras canongías, sino que el caballero, o la dama, deberían recordar aquella frase del irrepetible rey S.M. Carlos VII: “si el pueblo es pobre, vivan pobremente el rey y sus ministros”.

El caballero tenderá la mano a los tolerantes y la espada (o la espalda) a los intolerantes, pues la tolerancia brota de la fuerza y la convicción nunca de la debilidad, la tibieza o el beneficioso pacto. ¿Alianza de civilizaciones? ¡Más bien defensa contundente y respeto a todas las personas, de cualquier raza o religión!

Igualmente ninguna mujer, niño, o persona desvalida debe temer nada del caballero católico, antes bien, esperar su generosa ayuda. Sería impensable comenzar los recortes sociales por los minusválidos y los acogidos a residencias de ancianos u olvidar a los huérfanos y viudas de personas horriblemente asesinadas.

El carlismo, nuestro histórico y popular carlismo, puede considerarse heredero directo de ese código de conducta que acabamos de describir someramente. Y como aquellos gerifaltes de antaño, el requeté luchaba y sus conciencias les advertían: “Combatid, pero luchad sin odio”.

Miguel Ángel Pavón Biedma
Colaborador Asociación Cruz de San Andrés.

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