viernes, 17 de junio de 2011

La partitocracia no es la solución.


Por Ceferino L. Maestú.

Un millón de votos de votos en blanco y nulos son muchos más que los de quienes ha acampado en la Puerta del Sol de Madrid y en otras plazas por toda España.

Pero, sumados a quienes, en silencio, no fueron a votar ni a protestar son la prueba evidente de que la regulación actual del sistema democrático requiere de cambios, sin esperar.

Si en la votación de senadores se apoya a personas, hasta con la probabilidad de escoger, al mismo tiempo, a los diferentes partidos, ¿porqué no aplicar esa fórmula para la elección de diputados?

Las candidaturas cerradas, repletas de desconocidos, ni son atractivas ni ofrecen confianza al elector.
¿Quiénes son? ¿Qué han hecho?, además de medrar en las filas del partido.

El pueblo votante querría saber a quien debe apoyar por sus méritos, por cuanto haya hecho de bien antes de intentar el ingreso en la cámara de diputados.

Para eso, con cada candidatura habría que informar de ello. Y poder votar como ocurre con los senadores, a quienes crea ser el mejor para defender los derechos y necesidades del pueblo español.

Ahora, parece que los de la candidatura cerrada solo sirven para cobrar un buen sueldo y votar lo que les manden. Y, también (perdón por mi olvido) para aplaudir.

El sistema democrático español no puede estar limitado a los desconocidos de dos grandes partidos sino abierto a quienes, sean de una u otra organización y ofrezcan garantías de que merecía su elección.

La partitocracia no es la solución.

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