«El mensaje de Jesús, el mensaje cristiano, no va dirigido a
hacer de sus discípulos un rebaño de mansos corderos que no crean problemas a
los amos del mundo. Nosotros, los seguidores del Crucificado, no doblamos
nuestra rodilla ante ningún poder, precisamente porque sólo la doblamos ante el
Dios todopoderoso. Ahora bien, por Él, por amor a Él, por agradecimiento a Él,
estamos dispuestos a arrodillarnos ante todo aquel que sufre, ante todo el que
necesita ayuda.» Santiago Martín Rodríguez.
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