sábado, 19 de noviembre de 2011

Los tontos, los de siempre y otras cosas de noviembre.





Por Carlos Paz.

Las elecciones generales están ya a la vuelta de la esquina, una vez más. Nuevamente nos prometen lo impensable, que todo irá bien, puentes donde no hay ríos… la felicidad: cosas de la democracia. Porque ya se sabe que, como dijo la nunca suficientemente ponderada luminaria de occidente que fue Tierno Galván, “las promesas electorales son para incumplirlas”, y la obediente y resignada ciudadanía a tragar, y a acercarse el domingo en cuestión hasta el colegio electoral, sin fe ninguna, como cordero que va al matadero.

Todas las encuestas y sondeos varios, apuntan a una victoria del Partido Popular, y nos da a pensar, como así se percibe en la calle, que amplia y abrumadora; el partido Socialista (PSOE) se topará casi con seguridad con un desastre sin paliativos y sin precedente alguno para ellos en unas generales. De izquierda Unida poco que decir, poco queremos decir, sino únicamente que cada año que pasa se aproxima más y más, con sus soflamas trasnochadas, a ser un partido extraparlamentario; de UPyD, ese aborto partitocrático, se auguran buenos resultados, seguramente debido al descontento general y a que bastantes bienintencionados creen ver en eso un signo de regeneracionismo. Los nacionalistas (regionalistas) mantendrán a grosso modo sus posiciones actuales, (que aunque pierdan escaños seguirán manteniendo su status de bisagra), mientras sus hermanos independentistas subirán en el País Vasco y bajarán en Cataluña. Con estos parámetros nos haremos una idea muy aproximada de cómo se conformará el parlamento que salga de las urnas el próximo veinte de noviembre.

Obviamente del resultado final y definitivo de los comicios, ni qué decir tiene que no esperamos nada, puesto que si ciertamente saludamos con alborozo la salida del presente gobierno, incapaz, perverso y mentiroso, no lo es menos que, sabemos que quienes conformen el nuevo, poco o nada sustancioso harán, y nos resulta previsible un intenso otoño e invierno promovido por la izquierda, de la mano de la izquierda extrema, con huelgas sindicales, acampadas quinceemistas, con o sin pulgas, y alguna que otra patochada de mal gusto a las que esas gentes son tan dadas.

Ha existido una peculiaridad legislativa previa a estos comicios que creemos que ha sido verdaderamente significativa: el constituirse como requisito imprescindible que aquel partido que desee presentarse, necesita la previa presentación del 0,1 % de firmas de la circunscripción a la que quieran presentar una lista electoral. Ello ha hecho que innumerables partidos políticos no hayan podido ver plasmado su deseo, con su consiguiente indignación, pero…¿tiene sentido que verdaderamente sientan vulnerados su derecho al sufragio pasivo? Honestamente creemos que no. Quien no tiene el respaldo de ese exiguo porcentaje entre la población, quien ha sido incapaz de conseguir las firmas de un mínimo puñado de personas, no creemos que tengan autoridad como para erigirse en alternativa alguna.

Y en estas estamos cuando observamos que ningún partido, de eso que tan erróneamente ha sido llamado “nuestro área”, ha logrado presentar candidatura en mi ciudad, en Madrid. A resultas de esto, tirios y troyanos, se han escudado en mil y una artimañas para no afrontar la realidad, que no es otra que haber sido incapaz de recoger ningún fruto de lo supuestamente sembrado. Grandilocuentes planes para la conquista del estado, empezar la casa por el tejado, personalismos ridículos, mantenimiento de auténticos imbéciles en puestos de responsabilidad…han hecho que estemos donde estamos. Y es que estamos atravesando tiempos que cuando dispongamos de la perspectiva suficiente, apreciaremos como históricos, y nos daremos cuenta con tristeza cómo se nos escapó otra oportunidad.

Nunca hemos esperado nada del recuento de unos papeles salidos de una cajita transparente, pero viendo cómo estamos y lo que se nos viene encima, creo que solo queda encomendarnos a Dios y que nos pille confesados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario