150. Quien no haya vivido una de esas noches campamentales de íntima tertulia entre los componentes de una escuadra, contando sus proyectos, sus ideales, con el rezo de un Ave María, antes de retirarse a dormir, pudiendo contemplar un cielo sin estorbos, nos atreveríamos a afirmar que se ha perdido de conocer un tipo de felicidad.
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