martes, 25 de septiembre de 2012

LLAMAMIENTO URGENTE.




Ya no podemos perder más tiempo. Los acuerdos coyunturales, las publicaciones de libros y revistas, las comidas y reuniones amistosas no han dado los resultados deseados, no han logrado objetivos políticos concretos.
 
Pero los partidos que se turnan en la administración estatal, o se mueven de una u otra forma en su entorno, tampoco pueden alardear de haber afrontado con éxito los grandes problemas que acosan al pueblo español.
 
Su fracaso es prueba de incapacidad. Sus programas no son de reformas radicales, sino parches que no garantizan la solución. Al amparo de esta situación, están apareciendo partidillos, similares a los que gobiernan, con mucha protesta escrita pero sin nada que ofrecer.
 
José Antonio Primo de Rivera, ante una crisis de similares características a la de hoy, planteó una revolución, un cambio radical.
 
Esta crisis socio-económica, como todas las del siglo XX y XXI, se ha originado por el fracaso del sistema financiero capitalista. Será necesaria una reforma sustancial, pero lo que los partidos pretenden son parches que no evitarán la repetición de la catástrofe dentro de unos años, y quizás con mayor gravedad.
 
¿Qué es lo que hay que hacer? Si los bancos son necesarios en una economía de mercado, de interés general, no pueden seguir siendo negocios de grupos particulares, sino instrumentos de la estructura del Estado. José Antonio dijo que a los 15 días de llegar al poder nacionalizaría o socializaría el sistema bancario.
 
Por otra parte, planteó que era necesaria una reforma legal de la empresa de producción o de servicios y de las relaciones laborales en ellas. En efecto, si alguien quiere promover una empresa, necesitaría de un local y de unas máquinas o instalaciones adecuadas. Pero, si necesita de personas que trabajen, deberá asociarse con ellas y no utilizarlas, salarialmente, como instrumentos animados.
 
José Antonio lo tenía claro y sus ideas y proyectos siguen siendo válidos. El único que acertó fue un cura de un pueblo, Don José María de Arizmendi Arrieta, que ha promovido una corporación cooperativa de miles de trabajadores, demostrando que lo que han hecho sería de posible generalización alternativa del sistema capitalista.
 
Y, como en tiempos de José Antonio, también ahora, los nacionalistas regionales quieren independizarse rompiendo con España. ¿Por qué? Básicamente, porque creen poder resolver los problemas socio-económicos suyos, como los de todos los españoles, rompiendo la unidad que ha hecho posible su prosperidad. Sin el mercado español no habrían podido hacer cuanto han hecho.
 
Los dirigentes capitalistas han reconocido que la independencia de su regiones sería una ruina si no cuentan con el mercado peninsular ni con el de la unión Europea. Y no sería nada fácil su integración.
 
Así mismo, en el País Vasco, ocurre algo similar. Los españoles tenemos que afrontar el problema sin las demagogias que ellos cultivan, del terrorismo al chantaje y la amenaza. España es de todos los españoles y quien quiera romperla tendrá que enfrentarse a toda la contundencia de la legalidad constitucional.
 
El mensaje de José Antonio es la base de partida de la Revolución que España necesita , pero los que nos consideramos leales a él tenemos que poner los pies en la tierra y dejarnos de nostalgias y fantasías. La Revolución socio-económica no podemos hacerla divididos y hasta enfrentados en grupos dispersos. Sería necesaria, urgentemente, una coordinación general de esfuerzos hacia objetivos definidos.
 
Pero, para ello, no podemos perder el tiempo tratando de rehabilitar no las ideas y proyectos, sino el nombre, la camisa y la canción.
 
Los comunistas nos están dando una lección. No pierden el tiempo tratando de rehabilitar el partido, sino que han cambiado su nombre sin dejar de ser lo que son. Nosotros tenemos que ir no a la rehabilitación sino a la refundación sin abandonar lo que es fundamental.
 
Ellos lo han hecho y no les va mal. Nosotros tenemos que convocar una gran asamblea nacional en la que podamos acordar lo necesario para que lo que fundó José Antonio no muera lentamente, como pieza de museo, y sirva para que España siga contando en la vanguardia de la Humanidad.
 
¿Quién puede convocar? Yo creo que es cosa de todos y de nadie en particular pero podríamos exigirle a la Vieja Guardia que nos convoque desde su neutralidad.
 
Yo tengo 92 años y no pretendo más que servir. Acudiré si se convoca la Asamblea en la que todos tengamos oportunidad de aportar.
 
A José Antonio lo mataron para que no pudiera hablar, pero sigue hablando si nosotros lo hacemos, ahora, por él.
 
Amigo y camarada que lees estas líneas, espero que pienses y ayudes a pensar. Haz copias de este escrito y ayuda a difundirlo. Habla con otros camaradas y prepararos para acudir a la Asamblea de la refundación.
 
Con un fuerte abrazo y un ¡Arriba España!
 
Ceferino Maestú.
 
 
 

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