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todos nos parece imposible. En pleno siglo XXI y en el alba del tercer milenio,
el triunfo en España de los talibanes que por odio a la fe, como nuevos
vándalos, confunden democracia y pluralismo político con intolerancia
antirreligiosa. Y como una imagen real vale por mil palabras, ofrecemos a la
meditación indignada de todos, la situación actual del Vía Crucis que en el
Alto de los Leones se había levantado en memoria de la inmolación de tanto
heroísmo, al parecer inútil y estéril. En este país de triunfo permanente de
los mediocres y combate sin tregua a la excelencia, cualquier recuerdo a los
que fueron mejores, estorba y hiere nuestra conciencia. Ni una palabra mas.
¿Puede tolerarse el espectáculo inmisericorde de la destrucción de este Vía
Crucis?
Las cruces no se han caído solas. Y está claro que no ha sido el viento
quien las ha tirado. Han sido forzadas y derribadas deliberadamente con la
fuerza del odio a la fe. No se trata solo de la Memoria Histórica sino de lo
que significa la Cruz en nuestra historia.
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