El pasado viernes, la Junta de Gobierno de la Comunión Tradicionalista Carlista manifestó su intención de no concurrir a las próximas elecciones generales al no poderse llevar a cabo una coalición de los partidos provida y profamilia existentes en España. Entrevistado por InfoCatólica, Javier Garisoain, secretario general de la CTC, asegura que los partidos que no han aceptado esa coalición son los que deben dar sus razones, pero no descarta que en un futuro se pueda llegar a un acuerdo para las próximas elecciones europeas.
(InfoCatólica) Javier Garisoain reflexiona además sobre el problema del inexistente voto católico en España y los límites del actual sistema democrático liberal:
–Tanto en estas elecciones como en anteriores convocatorias electorales, la CTC ha intentado lograr un acuerdo con partidos políticos minoritarios que defienden la vida y la familia, ¿quiénes estaban a favor?, ¿quiénes y por qué se han negado a dicho acuerdo?
El único partido mínimamente representativo de ámbito nacional con el que siempre hemos coincidido en este proyecto es Alternativa Española (AES). Además hemos mantenido en algún momento conversaciones con Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIn), Partido Familia y Vida (PFyV), Vía Democrática (VD) y Regeneración. También con algunos otros grupos menores o de carácter regional o local. En cuanto a las razones por las que hasta ahora su respuesta ha sido negativa tendrían que ser los representantes de los partidos mencionados quienes explicaran su postura. Yo no puedo hablar por ellos, entre otras cosas porque queremos mantener la puerta abierta de cara a un posible acuerdo para las elecciones europeas.
–Para lograr una posible coalición de partidos defensores de los principios no negociables indicados por Benedicto XVI, ¿estaban ustedes dispuestos a dejar a un lado sus reivindicaciones políticas históricas que no están directamente relacionadas con esos principios?
Nuestra propuesta consiste en unir fuerzas en el plano exclusivamente electoral, de cara a la agrupación de votos. Eso quiere decir que todos los grupos invitados podrían mantener su identidad y actividades propias fuera del período electoral. No queremos que ningún grupo se disuelva sino, sencillamente, que todos juntos tratemos de llevar a las instituciones alguna voz que reclame un nuevo marco pre-político: el que definen los llamados principios no-negociables.
–Si Alternativa Española era favorable al acuerdo, ¿por qué no han concurrido con ellos a las elecciones?
Por puro realismo. Porque por desgracia la suma de CTC y AES no aporta la “masa crítica” suficiente como para lanzar un proyecto capaz de ilusionar a cientos de miles de votantes. Una coalición tan pobre seguiría estando –electoralmente– en el terreno de lo marginal y de lo que estamos hablando es de pasar de los miles de votos a los cientos de miles de votos.
-Aseguran ustedes que no se presentan a las elecciones porque no quieren usar la campaña electoral para hacer propaganda. ¿No dejan con ello la puerta abierta a que los electores que tienen en cuenta la dignidad de la vida humana y la familia opten por el mal menor a la hora de votar?
Es que estamos sacando de quicio el acto de votar al tratarlo como si fuera algo sagrado. Esto es una trampa del sistema partitocrático, un señuelo para dar una apariencia respetable a un sistema cada vez más tiránico. Que cada uno vote lo que pueda, o que considere la posibilidad de una abstención activa (que tal vez sea el auténtico "mal menor" en este momento), pero sobretodo, si quiere ayudar en la línea de los principios no-negociables, que haga algo para que esto no vuelva a pasar en las próximas elecciones... O que nos ayude a los que estamos tratando de hacer algo.
–¿A qué se debe que en España, habiendo una mayoría de católicos, no haya ningún partido político que les represente? En otras palabras: ¿cómo explica ud. la desmovilización actual de los católicos, prácticamente total, en la vida política?
El problema es el liberalismo. Una ideología naturalista, desacralizadora, laicista, individualista, voluntarista... que reniega de la tradición de nuestros pueblos, que recluye la transcendencia al ámbito íntimo de la conciencia individual, que excluye la fe de la vida pública. Y el problema más grave es el catolicismo liberal que nos ha llevado a esta situación absurda –y también muy “antidemocrática”– en la que una nación con mayoría de cristianos no tiene leyes cristianas. El carlismo fue el primer movimiento político en oponerse a esa ideología liberal. 178 años después somos los únicos –o casi– que seguimos trabajando en política entre otras cosas para recordar a nuestros compatriotas que existen unos principios pre-políticos básicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario