martes, 30 de agosto de 2011

EDITORIAL DE HISPANIAINFO 27/08/11

Que la economía española está quiebrada ya nadie lo niega. Ni siquiera el optimista patológico que preside el Gobierno. Cuando la demagogia agota su recorrido, cuando ya no se pueden sacar más conejos de la chistera para divertir a los que quisieran seguir viviendo en las nubes, la realidad es tozuda y la prioridad es la que es: sacar al pais de la ruina económica.

Este es el momento en el que hay que pedir a los expertos -a los que saben- que pongan sobre la mesa las soluciones y los remedios posibles desde el rigor de la ciencia económica (que no es exacta). Y explicárselos muy bien a los ciudadanos, para que tengan un conocimiento preciso de lo que está pasando y las medidas de austeridad y sacrificio que se les van a imponer. Llegados a este punto es cuando la economía se hace más ciencia y es menos especulación partidista. El remedio medico para una dolencia es más propio de la medicina como ciencia (más exacta que la economía) que de las preferencias ideológicas del equipo médico que trata al enfermo.

De la ductilidad o capacidad para confundirse con el paisaje -según convenga- de los políticos profesionales tenemos sonoras muestras. Decía Ortega que hoy (en su tiempo) las izquierdas proponen tiranías y las derechas libertad, como si lo contrario ya hubiese sido asumido por todos como un dogma perpetuo. En eso de la agitación y de la propaganda las izquierdas siempre tuvieron un mayor atrevimiento que las derechas. Por eso Stalin, por ejemplo, fue todo un modelo para “progresistas” y socialistas en aquellos años, hasta el punto -siguiendo en la linea de los ejemplos ya vividos- de que el PSOE y sus líderes emblemáticos (Prieto, Largo Caballero, etc) fueron sus delegados en el Frente Popular para la implantación del marxismo-leninismo en España. Y a nivel de la propaganda y de la manipulación de la opinión pública esa gran mentira se ha mantenido de forma arrogante, hasta el delirio, por un PSOE que ha llevado a España al furgón de cola de los países de la Europa comunitaria
La sociedad ya no aguanta más, porque empieza a faltar lo más necesario entre las clases desfavorecidas, con la tragedia del paro y de la marginación social para más familias cada día. Para remate, estábamos en la UCI con una crisis cardiovascular gravísima y ahora se nos informa de que puede venir una gripe tremenda (la recaída internacional en la recesión) y liquidar al enfermo definitivamente. Y al frente del centro hospitalario tenemos a un iluminado curandero que piensa que la medicina (ciencia más exacta que la economía) es cosa de dos o tres tardes. La cara del enfermo no puede tener otro color y otra expresión que la un desahuciado.

Sobre la ductilidad o capacidad de nuestros políticos para confundirse con el paisaje tenemos muestras de traca. Desde afirmar el partido de los obreros españoles que bajar impuestos es de izquierdas, quitar el impuesto sobre el patrimonio, ampliar la edad de jubilación, congelar las pensiones, perseguir a los funcionarios, encadenar los contratos temporales de modo indefinido, orientar los salarios a la baja (“mileurista” es un chollo), potenciar los privilegios de la Banca y de las grandes fortunas, etc, todo eso, es lo que nos han traído el hechicero y su vicepresidente, no se cuantas veces ministro de manera simultánea, ahora ocupado en una campaña inviable de recuperación de imagen cara a las próximas elecciones generales. Aunque no sabemos si les queda en la recámara alguno de esos recursos suyos para provocar vuelcos electorales.

Lo que si sabemos es que el PP anda escaso de atrevimiento para encarar la contienda a la que van a enfrentarse. Ayer noche, en una tertulia de amigos, un profesor de economía me comentaba, precisamente a cuento del atrevimiento de los líderes del PP, que su líder primero era “monórquido” (políticamente hablando, naturalmente). Y este amigo catedrático de economía es un hombre moderado, de la escuela de Herrera Oria, de los antiguos propagandistas, todavía medianamente joven, pero con años de estudio y experiencia. Es decir, que, como tantos, votará a Rajoy con la nariz tapada y la sospecha de su “monorquidismo político”.

Así, entre optimistas patológicos, hechiceros, curanderos, conspiradores siniestros, iluminados del camuflaje y monórquidos de derechas, al pueblo español se le ha quedado una cara de susto que ya ni atina a llevarse las manos a la cabeza.

Reproducimos la entrevista de hoy en la Razón a un economista liberal que -más allá de su ideología- dice cosas interesantes para abrir un debate. Lo que, a nuestro juicio, resulta más destacable es que la economía se hace más ciencia en estas declaraciones y se sacude los prejuicios y las servidumbres que imponen la manipulación mediatica y los intereses electorales. Muy en la linea de Juan Velarde y de José Barea, entre otros analistas con equipaje científico. Y lo que ya es de aurora boreal es que las reformas más agresivas contra el Estado del Bienestar vienen del socialismo gobernante (“Sí señora baronesa Merkel, lo que usted mande, señora; y usted me manda, señorito Sarkozy”); y tiene que ser un profesor liberal el que ponga el sentido común y el orden en las ideas para iniciar la reconquista del Estado del Bienestar por el único medio conocido: crear el marco en el que sean posibles el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo (el círculo virtuoso). Merkel manda y el francés, desde luego, no es monórquido. Estos de aquí, mano al gorro y a hacer los mandados del servicio del hogar.

Si ya lo decía Ortega: se hace política (política económica, en este caso), se hace literatura, o se calla uno.
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ANÁLISIS: Galería de retratos austeros; por Carlos RODRÍGUEZ BRAUN
27 Agosto 11 – -

- ¿Cuál es el objetivo del acuerdo PSOE/PP?

Esencialmente, brindar una imagen de seriedad, disciplina y austeridad. La crisis ha revelado la enorme irresponsabilidad de nuestras autoridades, que han hecho lo contrario de lo que había que hacer y lo contrario de lo que hicieron empresarios y trabajadores: expandieron el gasto. Dado el derrumbe de la recaudación, explotaron el déficit y la deuda en un ritmo tal que pone en cuestión su sostenibilidad. Había que hacer algo y lo que se ha hecho es el acuerdo, que permite al Gobierno presentarse como un gobierno responsable, y al PP como un sucesor también responsable.

- ¿Se trata, como dice la izquierda, de una rendición ante los mercados y una apuesta por el liberalismo?

La idea de que «los mercados» dominan la política es pura fantasía. Lo que sucede es que los políticos no pueden hacer cualquier cosa sin consecuencias; por ejemplo, no pueden gastar sistemáticamente más de lo que ingresan sin que se ponga en duda su viabilidad financiera. La limitación del déficit y la deuda públicas por supremo mandato constitucional tiene una apariencia liberal, y entronca con las propuestas de la Escuela de la Elección Pública, del premio Nobel James Buchanan. Pero es pura apariencia, para la galería.

- ¿La prometida austeridad es papel mojado?

Esencialmente, sí. No hay límites estipulados a la subida del gasto público y los impuestos. El papel de las constituciones como limitadoras del poder político ha sido muy exagerado: no hay que olvidar que la espectacular subida de la presión fiscal en nuestro país ha sido plenamente constitucional: nuestra Carta Magna fue incapaz de proteger el derecho de los ciudadanos a la propiedad del fruto de su trabajo. Tampoco lo hará ahora, por tres razones. Primera, lo que se pretende limitar es el déficit, no el gasto ni la presión fiscal: de hecho, las autoridades podrán escudarse en esta nueva norma para subir los impuestos alegando que es necesario para controlar el déficit. Segunda, la propia definición del límite de déficit es «estructural», que descuenta el impacto del ciclo y admite importantes excepciones, como por ejemplo las recesiones, que son precisamente los momentos en que se dispara siempre el déficit. Y tercera, los estados son muy capaces de violar todas las limitaciones que se autoimponen: tal como sucedió en Europa con las condiciones de Maastricht, y después con las del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

- ¿Qué sacrificios habrá que hacer para cumplir con el límite de déficit?

Los ciudadanos deberán sacrificarse, porque las autoridades, como hemos dicho, les subirán los impuestos. Los políticos, por su parte, se embarcarán en batallas variopintas porque ningún partido quiere reducir el (mal) llamado Estado del Bienestar, y porque la organización territorial del Estado da pie a interminables conflictos de competencias, que se multiplicarán allí donde haya administraciones de partidos diferentes, y por supuesto en el caso de los nacionalismos, como ya está sucediendo.

- ¿Despeja este acuerdo el horizonte problemático de la economía española?

De por sí, el acuerdo no hace más que reforzar la imagen de seriedad de nuestros políticos. Si el crecimiento económico continúa como hasta ahora, sólo en una lenta recuperación, las autoridades pueden caer en la tentación de subir aún más los impuestos, con lo que la economía se frenará aún más y los problemas se acentuarán. En cambio, si la economía eleva su crecimiento, los desequilibrios presupuestarios mejorarán y los políticos se apuntarán una nueva medalla, que, como siempre, no merecerán.

Carlos Rodríguez Braun

Economista


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