El Papa Benedicto XVI señaló que la ausencia de amor es una de las principales «pobrezas» que afectan a los jóvenes actualmente y es además «la raíz de cualquier problema humano». Así lo indicó el Pontífice en su mensaje, dado a conocer ayer, enviado al prepósito general de los Clérigos Regulares de Somasca, P. Franco Moscone, en ocasión del Año Jubilar por el V centenario de la milagrosa liberación de la cárcel de su fundador San Girolamo (Jerónimo) Emiliani.
Según señala la nota de Radio Vaticano, el Santo Padre también afirma en el texto que “las pruebas a las que estamos sometidos, ya sean personales o institucionales, sirven para acrecentar la fe”.
Benedicto XVI dice en el mensaje que la liberación de la prisión del patrono de los huérfanos y la juventud abandonada, San Girolamo, por obra de la Virgen María, es “un acontecimiento prodigioso que, al mismo tiempo, modificó el curso de una trayectoria humana y dio comienzo a una experiencia de vida consagrada bastante significativa para la historia de la Iglesia”.
Asimismo expresó su deseo de que este Santo “nos ayude a dar prioridad a cualquier pobreza que sufran nuestros jóvenes, sea moral, física o existencial, y sobre todo a la ausencia de amor, que es la raíz de cualquier problema humano serio”.
Ante los problemas políticos de la época, la liberación de la cárcel de San Girolamo gracias a la intervención divina, también fue una liberación “de los lazos del egoísmo, del orgullo, de la búsqueda de reafirmación personal. De forma que su existencia, antes dedicada a las cosas temporales, se orientó únicamente a Dios, amado y servido a través de la juventud huérfana, enferma y abandonada”.
Para el Santo, lo que los jóvenes necesitaban era amor, “un amor que manaba de la misma caridad de Dios colmado de paciencia y comprensión: atento, tierno y preparado al sacrificio como el de una madre”.
Seguidamente resaltó la labor de los clérigos regulares con los jóvenes y alentó a que la educación de las nuevas generaciones sea alentado por un “amor que vence al individualismo y al egoísmo y que se sensibiliza ante las necesidades de cualquier hermano, incluso cuando no puede ser correspondido y especialmente entonces”.
Las celebraciones comenzarán el próximo 25 de septiembre en Venecia, con la Santa Misa en la basílica de San Marcos y se prolongarán durante el año con una serie de congresos históricos dedicados a la figura y la espiritualidad de San Girolamo. La clausura oficial tendrá lugar en Somasca el 30 de septiembre de 2012.
La liberación
El 27 de agosto de 1511, San Girolamo lideró la resistencia militar de una de las fortalezas de Venecia, que en ese momento se enfrentaba a varias potencias europeas que no querían que la ciudad siguiera obteniendo más poder.
Es derrotado y hecho prisionero en el castillo que defendió. Le colocan un cepo en las manos, el cuello y una cadena que está atada a una gran columna de mármol. En una situación similar a la de San Ignacio de Loyola, tuvo tiempo para meditar sobre el “poder” de las acciones militares.
Así comienza a rezar y luego se descubre, de improviso, libre. Esto sucedió el 27 de septiembre de 1511. El santo atribuyó siempre su liberación a la especial intervención de la Virgen María.
Tras su liberación dedica su vida a ayudar a los huérfanos y a los jóvenes abandonados. Por su labor en Venecia, diversos obispos de la región de Lombardía le piden reorganizar las labores de caridad.
Surge en torno a él un grupo de personas que quieren compartir su estilo de vida y funda la Compañía de los servidores de los pobres, hoy llamados Padres Somascos.
San Girolamo o San Jerónimo falleció en Somasca -Lecco, norte de Italia- el 8 de febrero de 1537, a causa de la peste contraída asistiendo a los enfermos, durante una de las muchas epidemias que asolaron el Valle de San Martín.
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