martes, 19 de abril de 2011

La unidad de los falangistas.

Por Ceferino L. Maestú.

Varios partidos falangistas vienen intentando la revalidación de Falange Española de las JONS, enfrentados, divididos, sacrificando, en ello, a excelentes camaradas.

Consideran lo que les separa pero no lo que les une o les puede unir.

Todos coinciden en la figura de José Antonio Primo de Rivera, en su ejemplo y en su mensaje. Por que el José Antonio de los años 35y 36, el del discurso de la Revolución, sigue vivo: no ha muerto, si es que pueden superarse nuestras diferencias y sumar voluntades.

Antes, como ahora, la crisis económica se reboza con el paro obrero. Antes, como ahora, es necesaria una nueva concepción legal de la empresa como asociación de personas libres.
Antes, como ahora, no debe reconocerse a los detentadores del capital un derecho de propiedad empresarial. A lo más, el de una renta o interés.

Antes, como ahora, la unidad de España se ve acosada por los nacionalismos regionales, que hay que superar.

Antes, como ahora, el partidismo ramplón está agotando el acervo de esperanzas del pueblo español.
El José Antonio de 1935-1936 había roto con los partidarios políticos de su padre, con los monárquicos, los fascistas, los nazis y buscó la alianza con los socialistas no marxistas y los sindicalistas no anarquistas.

En las filas de la Falange, militaban antiguos comunistas como Manuel Mateo, Orellana, Torras, Pérez Solís; sindicalistas como Durruti, Olcina, Salaya; socialistas como García Vara y Matías Montero.
Todos ellos, y muchos más, llegaron a la Falange de José Antonio convencidos de que no eran señoritos monárquicos, fascistas o nazis.

¿Qué haría hoy aquel José Antonio que ordenó a sus camaradas el respeto al Frente Popular, confiando en que su fracaso abriera nuevas puertas a la alianza “de izquierdas” que él pretendió?

¿Qué haría hoy aquel José Antonio que rechazó todo compromiso con la derecha y buscó a quienes, como él, pretendían un cambio radical?

¿Qué haría aquel José Antonio que pasó del M.E.S. a utilizar el título de F.E. y luego lo cambió, sin duda porque creía que lo importante eran las ideas y los proyectos políticos de solución pero no tanto el letrero, la denominación?

¿Se empeñaría en pelear por una Falange que el pueblo español identifica con un sistema impuesto durante 40 años, que le utilizó para los asesinatos políticos y el sofocamiento de la Revolución?

¿Contemporizaría José Antonio con los neofascistas, los nostálgicos del franquismo o lo monárquicos?
La unidad de quienes seguimos siendo seguidores suyos, y no queremos morirnos de nostálgicos, requerirá de ideas claras de lo que fue y de lo que, finalmente, quiso hacer, sí de verdad, queremos continuar lo que él pretendió.

Con varios partidos, plataformas, fundaciones, asociaciones culturales y grupos dispersos, será suicida. Algo así fue lo que mató a los heroicos combatientes de la boina roja. Y eso será lo que acabará con los de la camisa azul, de no aprender, rápidamente, la lección.

La unidad nos dará fuerza pero la dispersión ha demostrado, ya, que no.

1 comentario:

Ricardo Fernández Coll "Richi" dijo...

Como siempre se coge del enemigo (comunistas, socialistas y anarquistas) las palabras despectivas, cuando no se quiere reconocer lo bueno que tuvo ese régimen que duro 40 años. ¿Quien desprecia ese régimen? Aparte de los enemigos señalados, los que desconocen la historia en su profundidad, sí es verdad que no fue el régimen soñado por los falangistas, pero debemos agradecer que gracias a él, hoy existimos y nunca fuimos dominados por los enemigos tantas veces mencionado.

Cuando se habla de crímenes hay que dar pruebas fehacientes y no palabrería sin ton ni son, que alguien me explique esa palabra tan usada de Revolución, que alguien me explique que crímenes políticos se hicieron después de la guerra y hablaremos pero de un caso y de otro y de cuantos convenga, pero sin mezclarlos, uno por uno y analizaremos si fue ron crímenes políticos u otras cosas.

José Antonio y todos nuestros fundadores pactaron cuando convino, con monárquicos y derechistas e igualmente se puede probar.

Durante la guerra y antes de la Unificación, los falangistas, estando al mando Hedilla empezaron a pactar con los monárquicos, también se puede probar.

Y por último sí no olvidamos, nuestro orgullo personal el ego, y los posibles agravios ciertos o ficticios, que hoy corren en nuestro mundo azul, no lograremos la ansiada UNIDAD, que una gran parte de los falangistas y franco falangistas deseamos.

¡¡Arriba España!!
Ricardo Fernández Coll "Richi"

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