Editorial del programa “El Sí de Kípling” del 16 marzo de 2011
Los políticos españoles, como siempre completamente ajenos a las auténticas necesidades de España, se han lanzado a la polémica por apropiarse de la decisión que puso fin al servicio militar en nuestro país. Orgullosos sacan pecho, como si hubiesen realizado un gran servicio a España, liberando a la sociedad de una pesada carga, al tiempo que mejoraban la seguridad de la Patria. Sin embargo, la realidad es muy distinta.
El fin del servicio militar en España, respondió, a una política premeditada que buscaba en primer lugar, alejar a los españoles, de cualquier sentido patriótico y español, y de los valores propios de la vida castrense: patriotismo, abnegación, sacrificio, valor, respeto a la religión… Además, los políticos utilizaban como bandera populista, la desaparición de uno de los pocos sacrificios exigidos a los jóvenes de nuestra sociedad, desaparecido el servicio social que realizaban también las mujeres españolas y que tan magníficos resultados deparó. La excusa, el alto grado de rechazo y de objeción de conciencia al servicio militar. Un argumento evidentemente espurio, cuando se considera que no haya encontrado igual acogida por nuestros políticos, la objeción de conciencia en el pago de impuestos, o más recientemente para la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
El resultado de la supresión del servicio militar, ha sido el aislamiento de la sociedad de nuestros ejércitos, convirtiéndose en una casta separada del resto de la sociedad, de la que apenas se tiene referencias, sometida a un férreo control, que castiga con dureza, no las desobediencias, sino las simples referencias a los valores y el espíritu que es propio de la milicia y que ya antes hemos enumerado someramente. Además la desaparición del servicio militar, ha acentuado el proceso de desmantelación moral de la juventud española, para la que se fomenta el egoísmo y el nihilismo, frente al sacrificio y el bien común, como referente principal de la sociedad.
El servicio militar, era y debería volver a ser una pieza fundamental en la estructuración de la sociedad. En efecto, producía una serie de beneficios sociales que compensaba con creces los perjuicios personales que podía acarrear. Fomentaba el sentido de solidaridad y responsabilidad con el resto de la sociedad, cristalizados en el patriotismo inherente al sentido de milicia; aunaba en un propósito común a gentes de diferentes regiones y extractos sociales, promoviendo la unidad y cohesión nacional, algo que evidentemente no interesaba, ni interesa a nuestros políticos, empeñados en acabar con España.
Por último, el manido argumento de la falta de operatividad de las fuerzas de recluta, cae por su propio peso, al observar como uno de los mejores ejércitos del mundo: el israelí, mantiene el servicio militar obligatorio como una pieza fundamental de la estructura de su defensa. En nuestro entorno, también podemos encontrar casos similares como el de Suiza, que mantiene la activación periódica de los hombres hasta la edad de 45 años, o Alemania que mantiene un servicio militar de 6 meses de duración. La complejidad de algunos sistemas de armas, hace necesaria, sí, la existencia de unidades compuestas únicamente o en su mayoría por profesionales, dedicados de forma exclusiva a la profesión de la armas, pero no podemos olvidar, el excelente papel realizado por unidades de élite del ejercito español como la BOEL o la UOE, que durante mucho tiempo estuvieron formados por personal de leva.
José Antonio afirmaba que el sentido militar de la vida era junto con el religioso, el más auténtico que podía vivirse, deseaba de este modo que el sentido heroico de la milicia, su afán servicio, fuesen vividos y compartidos por toda la sociedad española, otra vez, como lo fue en los mejores momentos de nuestra historia. Nosotros afirmamos que esto, sólo podrá lograrse, si no se encierra al Ejército en una casta aislada, sino que se considera la defensa de la sociedad, de la Patria, un deber de todos los españoles. El servicio militar, fue y debe volver a ser, una oportunidad de servir a los demás y una escuela en valores para nuestros jóvenes, sólo así podremos volver a tener una juventud sana que nos devuelva nuestra España…
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